A través del Torii 鳥居を通して.- Por Jesús García: Nosotros ante el mundo y el mundo ante nosotros

0
1874
Jesús García, historiador y articulista.

Me presentó ante ustedes estimados lectores. Soy Jesús García y agradezco esta oportunidad que se me brinda para exponer ante ustedes opiniones, reflexiones y análisis de diversas situaciones que son de nuestra trascendencia nacional y cotidiana. Pero también, datos e información sobre la cultura japonesa… ¿Por qué? Japón es un país tan rico en historia y cultura como lo es nuestro México y de ahí el nombre de esta sección; esto debido a que los Torii en Japón marcan la entrada a los templos sintoístas y simbolizan la transición de lo profano a lo sagrado.

Así, la intención del título es representar una sección de índole cultural e histórica donde se puedan expresar opiniones, análisis e información parcial. En esta sección podrán conocer más acerca de Japón, su gente, su cultura ancestral y milenaria; pero también a su cultura cotidiana como popular.

Como admirador de Japón y su cultura, espero que cada uno de ustedes estimados lectores al igual que un servidor, enriquezca sus conocimientos y amplie sus horizontes con diversos temas relacionados a Japón. Entonces siendo así, empezaré abordando un tema por demás interesante.

En Japón, un país de una muy rica cultura milenaria y ancestral que lo convierten en un país tan misterioso existe un proverbio que manifiesta lo siguiente:

“Cada persona tiene tres caras. La primera cara es la que le muestras al mundo, la segunda cara es la que le muestras a tus amigos cercanos y a tu familia. La tercera cara es la que nunca le muestras a nadie, ese es el reflejo fiel de lo que en realidad eres”.

La primera máscara nos refiere a los códigos de conducta y apariencia que manifestamos en la escuela, el trabajo o en espacios públicos. Por lo general estos comportamientos tienen por base los dictaminados por terceras personas; pero, en su naturaleza esencial nacen del respeto, amabilidad, tolerancia hacia los demás y que el resto de las personas nos regresen eso en una retroalimentación sociocultural en constante renovación.

En esta primera máscara podemos caer en lo que denominamos fingir o guardar las apariencias, por momentos solamente o en todo momento; ya que, es la sociedad quién dictamina esos patrones conductuales con el argumento de una adecuada funcionalidad de las dinámicas sociales en determinados ambientes y espacios.

Estimado lector, ¿Usted como se muestra o como es ante sus compañeros de escuela o de trabajo?

La segunda máscara evoca a nuestras dinámicas personales ante la familia y amigos que consideramos prácticamente como a miembros más de nuestra familia. Por lo general, cada uno de nosotros nos exponemos más afectivos, reales y auténticos; de igual manera aquí podemos expresar nuestro sentir o sentimientos ante algo, se nos permite reaccionar ante algo que no nos guste o estemos disfrutando.

Ahora, en esta máscara a diferencia de la primera, aparece la confianza como motor principal. Solo a la familia y amigos con los que hemos creado lazos tan fuertes, con esas personas que nos sentimos esa contraparte del otro y sentimos ese apego emocional necesario, expresamos secretos o situaciones que estemos viviendo pero que nos den pena, vergüenza o miedo contarles a otras personas.

Pero no solo se refiere a familia o amigos, también involucra a las parejas sentimentales, porque en una relación amorosa se forjan lazos únicos y diferentes a la que sostenemos con la familia o con los amigos, entonces notamos como en buenos o malos momentos, seremos casi siempre nosotros mismos… En esta máscara van cayendo las apariencias y se van generando momentos interpersonales e íntimos irrepetibles.

Aunque… Las apariencias o el fingir no desaparece del todo en esta segunda máscara.

La tercera máscara nos expone que solo nosotros sabemos cómo realmente somos, aquí las apariencias caen definitivamente en nuestro interior. Esto se debe a que en nuestra mente concentramos las verdades más personales, esas que no queremos mostrarle ni siquiera a nuestros padres, hermanos, amigos o parejas, sí, esa interiorización donde reconocemos nuestra única y auténtica personalidad, conductas, verdades y planes.

Esta tercera cara nos permite hacer constantes reflexiones intrapersonales, es decir, planteamos una base de determinadas situaciones y solos llegamos a las conclusiones que no necesariamente se requieren, sino las que queremos para nuestro único beneficio; pero atención, tampoco es egoísmo total, sino simplemente obedece a una creencia individual de lo que es mejor.

¿Usted sabe cómo es realmente?

Las tres máscaras conviven en una dinámica de constante retroalimentación, se necesitan siempre, pero también pueden presentar notables conflictos existencialistas de vida y, por ende, crearnos conflictos donde dudemos, reafirmemos o al menos justifiquemos pensamientos que crean y moldean nuestras personalidades. También decisiones que nos llevan a concretar determinadas acciones que forjan nuestros caminos en la vida, pero de cada uno de nosotros depende el equilibrio que queramos para nuestras tres caras.

Anúnciate con nosotros

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí