Indagan señales precursoras de grandes terremotos en la brecha de Guerrero

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Un sismo de 8 grados produciría sacudidas dos o tres veces más intensas que en 1985
Un sismo de 8 grados produciría sacudidas dos o tres veces más intensas que en 1985

Ciudad de México, 25 Sept-25 (Agencia/VRed).- La revista Science Advances publicó recientemente el artículo “Seafloor geodesy unveils seismogenesis of large subduction earthquakes in Mexico” (“La geodesia marina revela la sismogénesis de grandes terremotos de subducción en México”), proyecto a cargo de Víctor Manuel Cruz Atienza, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM.

En 2017 su equipo de trabajo instaló instrumentos geofísicos en el fondo marino frente a la costa de Guerrero para estudiar la llamada brecha sísmica del estado, una zona donde no ocurre un sismo de magnitud mayor a 7 desde 1911. “Queríamos entender por qué”, explicó el universitario.

Los científicos utilizaron sensores de presión hidrostática e inclinómetros montados en trípodes de acero, instalados entre mil y cinco mil metros de profundidad a distancias de 20 a 70 km de la costa. El investigador y su equipo descubrieron que estos instrumentos funcionan como amplificadores mecánicos de inclinación gracias a la compactación diferencial de los sedimentos marinos bajo las patas de los trípodes, permitiendo así registrar las inclinaciones tectónicas.

“Por primera vez demostramos que gracias a los amplificadores mecánicos de inclinación podíamos medir rotaciones del fondo oceánico relacionadas con procesos tectónicos”. Es decir, el grupo de investigación creó nuevos instrumentos de medición geodésica submarinos que permiten ver fenomenología tectónica al margen del ruido oceanográfico como ningún otro instrumento existente.

“Estos instrumentos nos han permitido descubrir los primeros dos sismos lentos bajo el mar en México. Uno de ellos migró desde la fosa oceánica hasta el hipocentro del terremoto de Acapulco en septiembre de 2021, provocando su ruptura. Pero aún más interesante, los instrumentos revelaron deformaciones transitorias en la placa oceánica de Cocos, asociadas a la aceleración de su velocidad de subducción durante los meses previos a la ruptura de tres terremotos de magnitud superior a 7 en México (Huatulco 2020, Acapulco 2021 y Michoacán 2022). Esta aceleración se debe a procesos profundos y regionales dentro de la misma placa”.

Respecto a los sismos lentos descubiertos, Víctor Cruz señaló que “son los primeros eventos de este tipo observados en la zona de subducción mexicana y de los pocos registrados globalmente. Estos datos muestran cómo un deslizamiento lento bajo el mar puede perturbar los esfuerzos de la corteza y disparar un gran terremoto”.

El especialista en sismología detalló que la aceleración de subducción de la placa oceánica antes de los terremotos, fenómeno que denominaron slab pull surges o “jalones transitorios de placa”, es la primera evidencia mundial de un proceso regional que antecede a grandes sismos, lo que podría revolucionar la manera de monitorear las zonas de subducción.

¿Posibilidad de pronóstico sísmico?

Cruz Atienza advirtió que los sismos lentos no siempre provocan terremotos, pero durante periodos de alta actividad sísmica –como el que vive México desde 2012– la probabilidad de que sea así aumenta.

“Esto apunta a la posibilidad de emitir alertas preventivas en el futuro. Japón ya tiene protocolos similares: si ocurre un sismo lento, informan a la población porque el riesgo es mayor”, subrayó.

El investigador resaltó que se interesan especialmente en la brecha de Guerrero porque es el segmento de subducción más cercano a Ciudad de México.

“Un sismo de magnitud 8 ahí podría producir sacudidas en la capital del país, dos o tres veces más intensas que las de 1985”. Por ello, el equipo busca financiamiento –215 millones de pesos– para instalar estaciones más modernas en el fondo oceánico. “Si confirmamos la existencia sistemática de estas señales precursoras, México podría sentar las bases para el desarrollo de sistemas de alerta temprana por terremoto con impacto internacional”.

Víctor Cruz destacó que el proyecto involucra al Instituto de Geofísica, a la Facultad de Ingeniería, a la Coordinación de Plataformas Oceanográficas de la UNAM, a la tripulación del buque oceanográfico “El Puma” y a colaboradores japoneses.

“Fue un esfuerzo de años, de análisis riguroso y mucha disciplina. Al principio nadie creía que estos instrumentos pudieran detectar señales tectónicas de inclinación tan sutiles y reveladoras, pero los datos y la teoría lo demostraron”, concluyó.

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