
Ciudad de México, 1 Nov-25 (Agencia/VRed).- La nigromancia digital —el uso de la IA para interactuar con los muertos a partir de sus datos personales— ha trascendido la ciencia ficción para convertirse en una realidad técnica y social. Algoritmos avanzados analizan redes sociales, mensajes, fotos y grabaciones para crear avatares virtuales que «hablan» en nombre de difuntos.
Este fenómeno no solo revive a personas fallecidas, sino que también redefine conceptos como la identidad y la memoria colectiva. «La IA permite construir una forma de inmortalidad digital, pero ¿quién decide qué versión de una persona debe persistir?» cuestiona un análisis reciente sobre las implicancias éticas de esta práctica .
Ética y Transparencia: ¿Quién Controla las Almas Digitales?
El desarrollo de la nigromancia digital enfrenta resistencias éticas. En Argentina, los algoritmos pueden perpetuar sesgos o distorsionar la personalidad de los fallecidos. Por ejemplo, si un difunto expresaba opiniones divisivas en vida, ¿su avatar virtual tendría el mismo derecho a «hablar»?
La Universidad de Buenos Aires y organizaciones como el Instituto de Tecnología Avanzada (INTA) han abogado por marcos éticos que prioricen la transparencia y el consentimiento. «Los usuarios deben conocer cómo se usan sus datos post mortem y tener opciones para restringir su uso», sostiene un informe sobre la ética de la IA en América Latina . Sin embargo, en la práctica, muchos servicios tecnológicos no clarifican estos aspectos, generando preocupación entre los ciudadanos.
Desafíos Legales: ¿Derechos para los Muertos en el Ciberespacio?
Argentina carece de normativas específicas sobre la propiedad de datos post mortem, lo que abre brechas legales. Actualmente, la Ley de Protección de Datos Personales (Ley 25.326) no aborda explícitamente el uso de información de fallecidos. Esto deja a las familias y empresas en un limbo: ¿Puede un hijo usar los datos de su padre fallecido para crear un avatar? ¿Y si una empresa comercializa esas «almas digitales» sin consentimiento previo?
Casos internacionales, como el de la plataforma Eternime (que permite crear perfiles post mortem), ilustran el caos regulatorio.
Perspectivas Culturales: Entre el Duelo y la Expropiación
La relación con la muerte oscila entre el respeto tradicional y la innovación tecnológica. Para algunos, la nigromancia digital es una herramienta para honrar a los fallecidos; para otros, una expropiación de su legado. Los muertos no pueden dar consentimiento, pero sus huellas digitales siguen siendo parte de su herencia.
Este dilema adquiere mayor complejidad en contextos familiares. Plataformas como Voicery (que recrean voces de difuntos) han sido usadas para mensajes emotivos, pero también han generado conflictos cuando los parientes desean borrar esas representaciones.
El Futuro de la Inmortalidad Digital
A medida que la IA mejora, la nigromancia digital podría volverse más realista e inmersiva. En Argentina, sectores como la salud y la educación ya experimentan con modelos predictivos basados en datos históricos . ¿Podrían estas tecnologías aplicarse a la preservación de personalidades fallecidas?
Los desafíos son abrumadores: desde la posibilidad de manipular imágenes de políticos muertos hasta la creación de «entidades digitales» que perpetúen relaciones emocionales con los difuntos. Sin un consenso global, el futuro de la nigromancia digital dependerá de cómo sociedades como la argentina equilibren la innovación con la dignidad humana.
La nigromancia digital es un espejo que refleja tanto el potencial de la IA como las fragilidades éticas de la humanidad. Mientras el mundo avanza en este campo, la pregunta persiste: ¿queremos resucitar a los muertos, o simplemente no sabemos cómo dejarlos descansar?




