A 14 años del crimen de la periodista Yolanda Ordaz, de Notiver

0
96
La periodista Yolanda Ordaz de la Cruz. Imagen: Fábrica de Periodismo, a partir de una fotografía cortesía de su familia. Publicado en AristeguiNoticias.com
La periodista Yolanda Ordaz de la Cruz. Imagen: Fábrica de Periodismo, a partir de una fotografía cortesía de su familia. Publicado en AristeguiNoticias.com

A 14 años del crimen de la periodista Yolanda Ordaz, de Notiver

La farsa de la investigación del asesinato de la periodista Yolanda de la Cruz | Especial / Tomado de AristeguiNoticias

«Googlean unas horas y ‘descubren’ el motivo y al asesino» es el antetítulo de este reportaje del periodista Ignacio Rodríguez Reyna, de «Fábrica de Periodismo», que aborda el asesinato de la periodista Yolanda Ordaz de la Cruz y la investigación del crimen.

Redacción AN / MDS

24 Jul, 2025 02:05

Por Ignacio Rodríguez Reyna* / Fábrica de Periodismo

(Versión completa https://aristeguinoticias.com/240725/investigaciones-especiales/la-farsa-de-la-investigacion-del-asesinato-de-la-periodista-yolanda-de-la-cruz-especial/ )

La madrugada del 24 de julio de 2011, el cuerpo de la periodista Yolanda Ordaz de la Cruz apareció, decapitado, frente a las instalaciones del periódico Imagen, en Boca del Río, Veracruz.

Reportera del diario Notiver, uno de los diarios de mayor circulación del puerto, Yolanda había desaparecido dos días antes, cuando se dirigía a la graduación de la preparatoria de su hija. Nunca llegó.

Dos días después de que su cuerpo fue hallado, dos agentes de la policía de investigación de Veracruz se sentaron frente a su computadora y se dedicaron a googlear.

Luego de algunas horas, ya tenían “resuelto” el caso: sin ninguna prueba, a partir de un video anónimo posteado en YouTube y un texto similar, “concluyeron” que Yolanda Ordaz tenía vínculos con el crimen organizado y había sido asesinada por un narcotraficante de un grupo rival.

La revisión exhaustiva hecha por Fábrica de Periodismo de las miles de páginas del expediente judicial revela que la “investigación” se centró en realizar “hallazgos” que desde un inicio buscaban manchar la reputación y revictimizar a la periodista, sin explorar líneas derivadas de su trabajo profesional y sin revisar el contexto de las redes político-criminales del gobierno de Javier Duarte en Veracruz.

El fin era, apunta Sara Mendiola, directora de Propuesta Cívica, representante legal de la familia de Yolanda, planear y garantizar desde un principio la impunidad del crimen. A 14 años del brutal asesinato de Yolanda, casi lo han logrado.

***

Yolanda Ordaz de la Cruz estaba ligeramente retrasada. Eran las 10 de la noche. Su hija Geovana había acabado de arreglarse y se encontraba lista para ir a la fiesta de graduación. La chica, de 18 años, acababa de terminar la prepa y lo celebrarían juntas justo la noche de ese domingo 24 de julio de 2011. No quería llegar tarde. Así que le marcó.

Un poco apresurada, Yolanda contestó la llamada. Y le dijo que ya iba para allá, que era cuestión de minutos y que no tardaba. Sus casas estaban a solo tres o cuatro cuadras de distancia. Así que Geovana y la amiga de su madre con la que vivía salieron a la calle a esperar a que ésta las recogiera.

Pasaron los minutos y nada. Ni luces del auto Altima color negro. Empezaron a desesperarse. Marcaban y marcaban pero no había respuesta. “Nada más se oía que llamaban, pero no contestaba”.

Buscaron entonces a Roberto, un joven fotógrafo colega de la periodista, quien tomaría fotos de la graduación, pero él tampoco tenía idea. De hecho, también la estaba esperando porque Yolanda había quedado de pasar por él.

La preocupación fue creciendo. Sus compañeros de la redacción del diario Notiver tampoco tenían noticias de Yolanda. Les recomendaron que esperaran. Ya aparecería.

Ese día, en particular, habían compartido bastantes horas. Lo hacían frecuentemente, pero eso domingo habían empezado temprano. Yolanda Ordaz llegó a casa de su amiga a las 8:30 de la mañana. Habían hecho una cita para que les hicieran pedicure a ella, a su amiga y a su hija.

Entre Yolanda y su amiga, quienes eran comadres, se había construido una relación muy cercana, tanto que Geovana y Alejandra, su otra hija de 16 años, no vivían con su madre, sino con la amiga.

Yolanda pensaba que era mejor así, puesto que desde su separación del padre de Geovana y Alejandra no podía atenderlas como hubiese querido. El trabajo de reportera era muy demandante, sobre todo porque cubría la fuente policiaca, y no deseaba que ellas estuvieran solas todo el día. Que vivieran con su amiga era una buena salida, pues las veía prácticamente a diario.

Una vez que les hicieron el pedicure a las tres, se pusieron a platicar y luego de un rato Yolanda se dedicó a mandar sus notas del día al periódico, uno de los diarios más influyentes del estado de Veracruz.

Poco antes del mediodía, Yolanda y su amiga salieron. Fueron al centro de la ciudad a comprar aretes; la periodista aprovechó para ir a bañarse. Y después de un rato, regresó a casa de su amiga, salieron de nuevo a darle un aventón a la chica que les hizo el pedicure y, a eso de las cinco de la tarde, comieron juntas un pollo rostizado comprado en el camino.

Era un día relajado. Tomaron café y vieron la tele. A eso de las siete de la noche Yolanda dijo que iba a su casa a cambiarse. Todavía andaba de mezclilla negra, un top morado, zapatos negros y una blusa negra con estampados. Se arreglaría y luego pasaría por ellas.

Quedaron de que las recogería, pero les pidió que le avisaran cuando estuvieran listas. Por eso, su amiga le marcó al cuarto para las 10 de la noche, primero, y 15 minutos después, para apurarla un poco.

Yolanda respondió su teléfono celular. Le dijo que iba retrasada, pero que en cuestión de minutos llegaba, que no tardaría y las vería en breve.

Yolanda Ordaz de la Cruz nunca llegó. Y nunca la volverían a ver con vida.

* Ignacio Rodríguez Reyna es un periodista mexicano, especializado en periodismo de investigación y planeación y dirección de empresas informativas. Ha sido reportero en El Financiero y Reforma, editor en jefe de Milenio Semanal, director editorial de El Universal y La Revista. Fundador y director de la revista emeequis (2006 a 2018) y cofundador de Quinto Elemento Lab.

Anúnciate con nosotros

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí