Podría sentir cierto alivio al escuchar la metáfora de que “todos vamos en el mismo barco”.
Hasta cierto punto es real, el planeta tierra es una gran nave que se mueve con el universo, somos viajeros finitos. Sin embargo, la percepción que deja el estado de confinamiento es la de viajar en algún nivel de esa nave o en alguna embarcación independiente. A final de cuentas, la sociedad del riesgo enunciada por Ulrich Beck adentra en la identificación de los discursos colonizadores de que “todos vamos en el mismo barco”; pero, la realidad nos muestra que ocupamos algún lugar de ese barco con ausencia de regulaciones. Mientras en unos estados la ciencia y la política caminan a la par, en el continente americano, EU, México y Brasil, se desea que política y ciencia caminen de la mano; es decir que la ciencia pierda su autonomía frente al aparato de estado, de no ser así la ciencia pierde financiamiento y credibilidad. A excepción, de los complejos cognitivos que caminan al ritmo de los requerimientos de la población.
Cierto es que la ciencia no ha dado una respuesta certera ante las formas de trasmisión del Sars Covid -es muy pronto para hacerlo-; en consideración puede exponerse que aún no se determina como se trasmite la influenza y los científicos llevan más tiempo estudiándola.
En contraparte, el estado se ha mostrado incapaz de garantizar salud, educación y trabajo a una población creciente con menores oportunidades de “plenitud”. Ejemplo de ello, ha sido la imposibilidad de regular la oferta de mascarillas que se venden entre 20 y 80 pesos, las que tienen mayor efectividad (una caja con 50 cubre bocas tricapa en febrero tenía un costo de 50 pesos, actualmente se valora en 500 pesos). En el mercado informal se ofrecen mascarillas con doble certificación FDA y GB2626-2006 (sin regulación) de entre 17 y 20 pesos. Unos y otros, nos congraciamos de que las personas se cubran nariz y boca con algún trapo de algodón que, según Virginia Tech (2020), pueden contener el 80% de los aerosoles exhalados que miden 2 µm de ancho y casi cualquier tejido puede bloquear aerosoles de 4 a 5 µm en más del 80% en ambas direcciones. Todo aquel que evita cubrirse o muestra exceso de confianza en el uso de cubrebocas se expone a un señalamiento social. Además, la política y la ciencia han socializado como medidas de contención la reducción de la movilidad y de los tiempos estacionales (agrupación prolongada) y c) evitar lugares cerrados.
Lo que desde el inicio de la administración se avecinaba era una regulación del presupuesto para la generación del conocimiento y su aplicación. La masa crítica deberá realizar las mejores gestiones para contrarrestar una política que va acompañada de un sin número de apoyos a personas con limitaciones para el acceso o egreso de algún nivel educativo. Las justificaciones serán abiertas, a través de redes sociales para informar, a 80 millones de personas que tienen acceso a internet y de los que aproximadamente el 75% son mayores de 18 años, que la ciencia es el camino para el desarrollo de la plenitud humana. No sólo se tratará de exponer las mejores dinámicas para contrarrestar el COVID 19, sino de los riesgos propios que ha generado la ciencia en el contexto de la economía del conocimiento; es decir los daños al ecosistema y las secuelas que generan en los seres vivos las innovaciones biotecnológicas e infotecnológicas.
Así, que podemos pensar las argumentaciones sobre la generación de conocimiento en el contexto de la economía del conocimiento o en función de la resolución de problemas sociales emergentes que contribuyan al funcionamiento sistémico de los seres vivos.
Aguurrr