Ciudad de México., 23 Mar-21 (Agencia).- Cada vez más mexicanos se están dirigiendo hacia el norte para cruzar la frontera, impulsados por un profundo colapso económico y atraídos por promesas de un resurgimiento fomentado por el estímulo en Estados Unidos.
Desde mediados del año pasado, el número de mexicanos en edad laboral detenidos mensualmente en la frontera sur de Estados Unidos viajando sin niños se ha duplicado con creces a cerca de 40 mil, frente a los menos de 16 mil en los dos años anteriores, en parte debido a reiterados intentos, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. Si la tasa se mantiene, 2021 podría registrar la mayor cantidad de detenciones de mexicanos en una década.
El aumento se ha ignorado en gran medida debido a que la Administración de Biden está haciendo frente a la nueva llegada de niños no acompañados y familias de Centroamérica que buscan asilo después del fin de la Administración Trump. La afluencia aumenta el desafío para el presidente Joe Biden, que busca una solución a un acertijo político que se ha prolongado por décadas, y acentúa la crisis económica que enfrenta el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, cuyo Gobierno ha hecho poco por amortiguar el impacto del COVID-19.
Las detenciones de mexicanos en la frontera con Estados Unidos disminuyeron fuertemente desde fines de la década de 1990 y principios de la década de 2000, pero comenzaron a subir en 2018. Luego, la crisis del coronavirus golpeó a México, paralizando la economía. Mientras tanto, Estados Unidos aprobó el plan de ayuda de Biden por 1.9 billones de dólares, y una nueva generación de residentes mexicanos comenzó a sopesar la dolorosa decisión de dejar atrás el hogar y la familia.
“Cada vez que hay una crisis económica en Estados Unidos, los trabajadores indocumentados juegan un papel clave en la recuperación, porque son los más baratos para contratar y están dispuestos a trabajar en las condiciones más adversas”, dijo Jorge Santibáñez, presidente de Mexa Institute, con sede en Washington, que estudia a las comunidades mexicanas en la nación vecina del norte.
La mayoría de los mexicanos detenidos en la frontera son adultos que viajan sin niños, y el número de múltiples intentos de cruce ha aumentado considerablemente con respecto a años anteriores. Esto se debe en gran parte a la política estadounidense de enviar a las personas de regreso a México en un lapso de solo horas en lugar de deportarlas oficialmente.
Si bien es imposible llevar un recuento preciso de las personas que cruzan sin autorización, los datos sugieren que la migración está aumentando, dijo Luis Calva, experto del Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana. “Puede acelerarse debido a la crisis económica en México si la demanda de empleo en Estados Unidos también aumenta”, señaló.
En las últimas dos décadas, la tasa de migración mexicana a la Unión Americana había disminuido en medio de mejores oportunidades en el propio país, el apoyo financiero de personas ya establecidas en el extranjero, un cambio de tendencia hacia familias más pequeñas y el mayor peligro de cruzar la frontera. Pero los cierres implementados por el coronavirus hundieron a México el año pasado en su recesión más profunda desde la Gran Depresión.
López Obrador se ha negado a financiar grandes estímulos fiscales, ya que argumentó que otros rescates durante crisis anteriores han fracasado, ayudando solo a la élite. Para aquellos que perdieron sus empleos, no había un programa de desempleo de emergencia. La vasta economía informal de los comerciantes callejeros se vio coartada, el turismo se debilitó y los empleos asalariados con beneficios se evaporaron.