Ahora y por azares del destino se cumplió algo de lo que el presidente decía al principio de su mandato y eso es que nos parecemos a Finlandia o a Noruega mas el problema radica en que lo hacemos por algo diferente a lo planteado; es decir no porque tengamos un sistema de salud de los mejores del mundo, sino que nos parecemos a esos países porque casi no hay niños ni jóvenes en las calles.
Nada más que la diferencia con las naciones mencionadas es que mientras en aquellas no se ven porque casi no los hay, aquí en México hay muchos pero que debido a la emergencia sanitaria se encuentran encerrados y sin tener algún tipo de socialización.
Lo anterior presenta un gran reto tanto para la sociedad como para las autoridades educativas debido a que esa situación puede llegar a ser muy problemática en un futuro y es que en edades tempranas es cuando se desarrollan las principales características físicas y mentales del ser humano y al estar en un confinamiento, que por demás está decir que es incierta su duración, las consecuencias a mediano y largo plazo van a aparecer.
Esta situación profundiza un problema de falta de socialización que ya veníamos arrastrando desde por lo menos cuando empezó el actual siglo y es que por diversas causas muchos de los que ahora se encuentran en su tercera década de vida ya poco salieron de sus casas para jugar mas tuvieron aulas y amistades tanto propias como de sus padres para convivir presencialmente con otras personas.
Hoy con el confinamiento absoluto, muchas veces autoimpuesto, ya ni siquiera tienen esos espacios para relacionarse físicamente con otras personas y la comunicación electrónica por más que se diga nunca será igual de efectiva.
Por otro lado, la situación educativa de los mismos también se encuentra en una situación crítica debido a los cursos escolares que se están perdiendo y sobre todo por la incertidumbre de cuántos más se van a perder.
Y es que la escuela en su modelo tradicional es una herramienta irremplazable, ya que no solo se trata de la trasmisión de conocimientos, sino que también de otras habilidades como el aprender a convivir y organizarse en grupo, la administración de tiempos y hasta la sensación de igualdad que solamente el salón de clases aporta.
Y nada de lo mencionado se puede llevar a cabo por videoconferencia ni mucho menos viendo la televisión por más que el gobierno diga lo contrario y por ello considero que se está cometiendo un grave error al equiparar la educación a distancia con la tradicional.
Error que se agrava al pretender sustituir la educación presencial por la virtual, ya que eso trae como consecuencia el avance “oficial” de grados educativos sin que en verdad se verifique un avance real en los educandos.
Queridos lectores, la realidad es que la pandemia existe y que en México no sabemos cuánto va a durar y por la misma razón también sabemos que en una muy buena temporada no va a haber clases presenciales, pero eso no significa que estas sean sustituidas y que los grados educativos se otorguen en esas condiciones, porque al hacerlo así el nivel educativo del país va a descender.
Considero que lo mejor es asumir que se han perdido los ciclos escolares y reanudarlos en donde se quedaron cuando existan las condiciones para hacerlo y mientras tanto aprovechar la educación virtual o a la que se dé a través de la televisión para fomentar en la medida de lo posible los hábitos de lectura, de razonamiento matemático o de reflexión sobre temas propios de la niñez y la juventud como el hacer experimentos científicos o ver pasajes de historia o incluso enseñar algunos hábitos u oficios pero no avanzar los ciclos escolares.
Siendo que de por sí uno de los problemas de México es que regalan los cursos escolares, en primaria y secundaria es imposible reprobar a alguien, lo que trae como consecuencia que existan universitarios que no saben siquiera escribir correctamente o hacer mentalmente cuentas sencillas y por ello no es posible seguir degradando el nivel educativo del país.
Esta crisis nos ofrece algunas ventanas para poder hacer algo positivo por nuestras juventudes, ya que tanto la internet como la televisión ofrecen una muy buena oportunidad para enseñar muchas cosas y eso es lo que hay que aprovechar, pero sin caer en el error de pensar que sustituyen a la escuela como tal
Porque como ya dijimos ésta es insustituible y si de verdad nos preocupan las generaciones en formación, mejor aprovechemos las ventajas que da la tecnología para en la pausa forzada apuntalar muchas cosas que en materia educativa nos han faltado, pero sin caer en la ficción de avanzar cursos que no se impartieron.
Twitter: @FelipeFBasilio