Discursos, ídolos, narrativas, demagogias etc. el mundo como lo conocemos hoy en día y el imaginario de las sociedades actuales siempre se ha encontrado constituido por un cordón que de manera invisible ata el pasado con el presente, haciendo que el futuro se vuelque en un asunto utópico o distópico según la conveniencia del sujeto en turno y su círculo de asesores. Sin embargo, en estos tiempos modernos donde la interactividad humana cada día está más íntimamente estrecha por el mundo digital, y las verdades se dicen sin filtros o censuras, es más difícil que nosotros como agentes activos, olvidemos o perdonemos algún mínimo error por parte de los que mueven de manera insensible los hilos del poder.
Dentro de este panorama bizarro del amor al pasado, el despertar de voces hartas, la predicación del amor al prójimo y el constante odio latente entre internautas de las redes sociales, nuestro país vuelca cada vez más a una constante de deshumanización cruda y al mismo tiempo aterradora. ¿Por qué lo digo? Fácil, solo es cuestión de abrir cualquier sitio web (con comentarios activos) y reflejes tu pensar en letras, el que esté de acuerdo lo condicionará con un “pulgar arriba” y el que no someterá a juicio tu opinión con un debate que tiene todo, menos argumentos razonables, donde la inteligencia humana queda reducida según la inclinación del ofensor a un sinfín de insultos dignos de tener su propio diccionario de lenguaje folclórico.
En este gran tablero de ajedrez se ubican pues los que realmente mueven las piezas del destino, los grandes empresarios, políticos y jerarcas religiosos, que con su verborrea definirán la sintaxis que los peones utilizaremos y repetiremos como si de una alegoría se tratase, cegados por el fanatismo dejamos de lado el análisis y el trasfondo que muchas veces llevan ese tipo de dardos cargados de dinamita pura. Así pues, dentro de nuestra ignorancia “creemos y actuamos” como agentes del libre albedrio sin darnos cuenta que solo repetimos y repetimos un patrón, “el discursivo”.
Un ejemplo de ello se suscitó en días recientes, donde la prensa fue atacada en redes sociales con los hashtags #PrensaProstituida #PrensaSicaria y #PrensaCorrupta, en conferencia el titular de la SSPC Alejandro Mendoza Álvarez presenta un análisis que arroja los siguientes resultados; del 100% de los ataques el 26 por ciento fueron de bots y el 74% restante por parte de usuarios reales. Cualquiera de los dos datos es vomitable, solo de pensar que se está generando un odio dantesco a los que se dedican a esta arriesgada labor.
Sin embargo, lo que más se resaltó y exhibió en esa mañanera fue el 26%, como si hubiese sido un logro a la estrategia de paz que tanto nos urge, pero ese 74 por ciento que queda volando y minimizado me da vueltas en la cabeza y es normal que me venga la siguiente pregunta ¿de quién proviene? Después de una breve reflexión la conclusión
1.- Los constantes regaños en las mañaneras con mensajes de odio por parte del presidente, como olvidar el último caso 31/10/2019 cuando se refirió a la prensa con la siguiente frase “Le muerden la mano a quien les quitó el bozal”. Bajo este telón, el día 06/11/2019 el mandatario expresa “Siempre los he respetado a todos. No los veo como enemigos sino como adversarios”.
2.- Los ataques y señalamientos que los mal llamados “informantes” youtuber ofrecen como contenido, llenando sus titulares con clickbait que sirven como anzuelo para atraer más visitas y suscriptores, ejemplos tenemos muchos, pero no es de mi incumbencia darles algún tipo de publicidad o notoriedad. Muchos de ellos sino es que todos en palabras de ellos se han unido para hacerle un frente a los ataques que recibe el presidente y declarándoles la guerra de manera directa a los medios de comunicación. Lo irónico de todo es que siempre se basan en información de portales para dar a conocer sus noticias, claro sin sudar ni una gota y solo sentarse frente al monitor.
3.- Los discursos desgastados matizados con la descontextualización de nuestra época en contra del “conservadurismo” que en cada mañana se hacen presente como si fuese misa, se nos repite para que nosotros desde nuestro nicho adoptemos lo que se conoce en el mundo de la psiquiatría como el “Arquetipo de Jung” es decir utilizar arquetipos como patrones universales que serán adoptados en nuestros “inconscientes colectivos” para utilizarlos como un motor motivador de cada día.
Al mismo tiempo este inconsciente colectivo Jung lo define como una serie de ideas compartidas en las cuales todos podamos identificarnos, sin excepción de cultura, periodo o estatus económico.
En conclusión, Andrés Manuel no es ningún loco como tanto lo afirman sus adversarios, todo lo contrario, utiliza de manera muy maquiavélica sus artilugios verbales de moral -tal vez guiado por su gurú espiritual Arturo Farela- para dividir opiniones hasta llegar al odio sistemático y generalizado, sin embargo, ese odio puede resultar en un “efecto boomerang o de gravedad” en las próximas elecciones, no en balde la física es la madre de todas las ciencias, área que por cierto está sufriendo los estragos de los recortes presupuestales. Aguas a los falsos profetas de la 4T, bien dicen que la caída entre más alta más dura.
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