Mali: Junta militar anuncia que establecerá un «presidente de transición»

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Tras el golpe de Estado del 18 de agosto, el oficial maliense Assimi Goita se proclamó jefe de la junta militar y extendió su voluntad de garantizar "la continuidad de los servicios del Estado".

Mali., 22 Ago-20 (Agencia).- El coronel Ismaël Waguë, portavoz de la junta militar que derrocó al presidente Ibrahim Boubacar Keïta, dijo a France 24 que un «civil o un soldado» gobernará de manera transitoria. Mientras, los países de África Occidental enviarán una delegación para tratar de revertir el golpe de Estado.

El alzamiento en Mali produce alivio para la oposición, inquietud para la comunidad regional y júbilo para los grupos extremistas que han ganado terreno en el país.

La junta militar, según dijo Waguë en una entrevista exclusiva a France 24, se está reuniendo con «fuerzas» de la sociedad civil y de la oposición «para establecer un consejo» que permita un tránsito en el poder, que venía ostentando Keïta desde 2013 bajo serios cuestionamientos.

Tras el golpe de Estado del 18 de agosto, el oficial maliense Assimi Goita se proclamó jefe de la junta militar y extendió su voluntad de garantizar «la continuidad de los servicios del Estado».

En el proceso, la coalición de oposición M5-RFP declaró que estaba lista para trabajar en una transición política con la junta militar.

Para ambos, la transición ya está en marcha como un tren que no tiene retorno, así los líderes de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) integrada por 15 naciones, crea que le puede dar marcha atrás al golpe, como afirmó a través de un comunicado en el que dice que enviará a una delegación para ello.

Waguë, tratando de dar un parte de tranquilidad, aseguró que la transición será «lo más corta posible» y repasó de nuevo los motivos del derrocamiento, argumentando que los «soldados ya no pudieron cumplir con su misión soberana pues el nivel de corrupción era demasiado alto».

M5-RFP: «Si quieren venir, pueden venir, pero no nos vamos a mover»

Pero esta tan solo es una cara. La CEDEAO, otro de los actores (externos), teme que este golpe agite las aguas en la región, en sus países. Ante la amenaza, se reunieron de urgencia para anunciar el envío de una delegación a Bamako, la capital de Malo, que abogue por la «reinstalación del presidente Keïta».

El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, dijo que la delegación estaría encabezada por su predecesor, Goodluck Jonathan, quien había estado mediando entre Keïta y sus oponentes antes del golpe, y Jean-Claude Brou, presidente de la comisión de la CEDEAO.

En Malí, la coalición M5-RFP rechazó la posición de la CEDEAO. «Si quieren venir, pueden venir, pero no nos vamos a mover», dijo a los periodistas Cheick Oumar Sissoko, líder de la coalición.

Las protestas que venían sucediéndose en las últimas semanas en medio del la pandemia habían paralizado la capital y desde que se dio el golpe de Estado, que gozó de un amplio respaldo por parte de los residentes de Bamako, la capital estuvo tranquila, ya que la gente pareció escuchar los llamados de Waguë para que regresaran al trabajo y siguieran con su vida diaria.

Los bancos reabrieron después de cerrar los últimos dos días y los clientes dijeron que no tenían problemas para retirar dinero, pero la aparente normalidad no acalló las reacciones.

«Las sanciones de la CEDEAO son legítimas pero imprudentes», dijo Brema Soumare, una arquitecta de 35 años. «Este golpe es una liberación (…) organizaciones como la CEDEAO deberían apoyar al pueblo y no a los jefes de Estado», dijo la ciudadana frente a un banco.

Inestabilidad y asedio de grupos extremistas, un cóctel explosivo 

Francia ha sido otro actor cercano, influyente y decisivo en el país africano, cuya economía dependiente del oro y el algodón se ha debilitado por la pandemia y la inestabilidad política.

El presidente Emmanuel Macron hizo un llamado a restablecer el orden en el país, ya que las acciones de los militares han suscitado temores de una repetición de los episodios de 2012, cuando las caóticas secuelas de un golpe de Estado ayudaron a acelerar la caída del norte de Mali a manos de los militantes vinculados a Al Qaeda, que desde entonces libran una batalla territorial.

Francia intervino el año siguiente para hacerlos retroceder, pero desde entonces los militantes se han reagrupado y extendido su influencia al centro de Mali y países de la región del Sahel en África occidental.

Algunos partidarios aparentes de los militantes afiliados a Al Qaeda celebraron el golpe en las redes sociales, diciendo que representaba una oportunidad para que el grupo se expandiera. Pero el ministro de las Fuerzas Armadas de Francia aseguró que sus uniformados continuarán sus operaciones militares con base en Mali contra los combatientes islamistas.

Macron no quiere perder esa batalla. Los extremistas tampoco esperan ceder ni un centímetro de espacio y la oposición no quiere que Keïta, que ganó la reelección en agosto de 2018 en un proceso irregular, según la oposición, regrese. Menos, sabiendo que el presidente siguió adelante con las elecciones legislativas que para ellos también estuvieron marcadas por serias inconsistencias.

Keïta se hizo a un lado al ver el asedio del golpe, asegurando que no quería que se derramara sangre, mientras el país intenta sobrevivir a la pandemia, la crisis política y la inseguridad.

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