Revelaciones.- Por Margarito Escudero Luis: Navidad en tiempos de pandemia

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Margarito Escud.ero, columnista
Margarito Escud.ero, columnista

Llegaron las fechas donde la melancolía, el amor, la paz son conceptos que salen a flote, los buenos deseos y hasta las mejores intenciones florecen.

Reuniones familiares, paseos y compras multitudinarias caracterizan esta parte del año.

Sin embargo, en esta ocasión debería ser diferente. Desde el principio del año, el factor miedo estuvo presente, las calles se vaciaron, las tiendas cerraron, las muertes aumentaron, la desesperación y el dolor de ver morir en completa soledad a seres queridos, vecinos y conocidos se manifestaron.

Le sumamos a eso las noticias de que en el mundo entero el panorama es desolador, que los médicos no encontraban cómo detener la pandemia, que la autoridad mundial azuzaba el miedo y prohibía autopsias. Hasta que llegó la rebelión.

Científicos y médicos decidieron actuar por su cuenta y comenzaron a salvar vidas de todas las edades y de todas las tenebrosas comorbilidades.

Entonces el miedo bajó, se aflojaron las medidas restrictivas y todo quedó en guardar sana distancia, usar cubreboca y el aseo constante de las manos.

Y ahora, cuando el pueblo busca celebrar el natalicio de un salvador, la autoridad intensifica sus medidas restrictivas, se anuncian nuevas cepas del mortal virus, vuelven los cierres de fronteras y la campaña de miedo cobra nuevamente intensidad.

Piden con supuesta angustia, la restricción de las fiestas de Navidad y Fin de Año, no abrazos, no tumultos, no demostraciones de afecto en una temporada donde se pondera el amor, la paz y la convivencia fraterna.

Los hospitales otra vez saturados con enfermos de COVID-19, y las calles llenas de personas, víctimas de la desesperación decembrina por gastar el aguinaldo.

Desde la perspectiva oficial, deberíamos permanecer en casa, pero puede más la publicidad comercial que los anuncios gubernamentales.

Porque es intensa la campaña para pedirle a la gente que no salga, no haga fiesta, no se arriesgue.

Ahora podemos ver que la costumbre mata.

Por eso, en esta Navidad, deseo que todos ustedes se mantengan sanos, que esperemos a que lleguen tiempos mejores, que la prudencia no es miedo y que el amor es a pesar de las distancias y los encierros.

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