Aperitivo: “Se puede temblar ante un funcionario que siempre se ha visto en la cúspide del poder, guardado por la altura a que está de nosotros”. (Jorge Cuesta).
Con Covid-19, dengue y demás enfermedades contagiosas o no, aunado ahora al sismo que a alguien le debió caer como anillo al dedo, sin duda alguna muchos esperábamos el abrazo fraterno, ese que cada vez se aleja más por la sana distancia y la indiferencia. Otros tantos ni siquiera sienten lo que es la solidaridad y ni piensan en el apoyo desinteresado para con los jodidos. En fin, que no es el fin del mundo –espero-, pero sí momentos de reflexionar para unirnos y ya no seamos tan culeros, mucho menos mentirosos, mentirosos, mentirosos, simuladores y perversos. Rosario Castellanos escribió:
“¡Qué cuidadosamente nos mentimos!
¡Qué cotidianamente planchamos nuestras máscaras
para hormiguear un rato bajo el sol!”.
Claro, de que sentimos miedo, ni dudarlo. Sentimos miedo y por ahí nos agarran. ¿Quiénes? Pensemos tantito. Desde luego que nosotros mismos, pero muchas veces la culpa no la tiene el indio… Federico Fellini se preguntó alguna vez: “¿Es posible que haya alguien tan inhumano que no tenga miedo de nada?” Creo que hay muchos; ahí están los casos al día, las notas periodísticas, las redes que dan cuenta de ello. Tiemble o no tiemble, nos agarre donde nos agarre el miedo, el temor, es posible que se ensanche más si estamos solos. Marguerite Yourcenar escribió: “En el avión, cerca de ti, yo no le tengo miedo al peligro. Uno sólo muere cuando está solo”.
Así que mejor, ¿por qué no nos unimos? O cantemos, “todos juntos ya”:
“Abrázame
Como si fuera ahora la primera vez
Como si me quisieras hoy igual que ayer
Abrázame…”
¿Es muy difícil a estas alturas? Pensemos tantito, hay mil formas de abrazarse y amarse, así como la muerte tiene mil formas de llegar. Porque el temor de separación es todo lo que une, dijera Antonio Porchia. Ustedes dirán.
Los días y los temas
El arquitecto mexicano Enrique Norten, en entrevista para milenio.com (21-06-20), expresó:
“Como seres humanos, vivimos en comunidad y pertenecemos a una sociedad que va más allá de nuestra ciudad y nuestro país. Una de las grandes lecciones es que no estamos aislados. Todos participamos con ciertos objetivos para lograr un barrio, una ciudad, un país y un mundo que estén mejor conectados, con mejor entendimiento y mejores relaciones entre los hombres. Entre más entendamos que somos una pequeña pieza de una gran maquinaria, podremos lograr mayor progreso”. Quien tenga oídos…
De cinismo y anexas
Con eso de “ayudar”, les comparto un aforismo de Federico Nietzsche:
Altruismo: El «prójimo» alaba el desinterés porque «recoge sus efectos». (El eterno retorno). Quien entendió, entendió.
Ahí se ven.