Después de ver el video donde aparece Brenda, ya conocida como “Lady Hija de General”, de un modo u otro, mantenemos en nuestro ADN ese espíritu clasista que dio lugar a los “Léperos”, “Peladitos”, “Nacos”, “Indios” y actualmente “Lady” y “Lord”.
Sí, porque de cierto modo, el “Lady” y el “Lord” es una forma de “Nosotros los Pobres” burlarnos de “Ustedes los Ricos” (o los que se creen de cierto modo, por encima del agredido).
Hay dentro de nuestro ser, ese encono hacia quien suponemos es “inferior” a nosotros por ciertas características que del mismo modo los hacen “diferentes” a nosotros y acá vienen otros adjetivos que nos “empoderan” sobre éstos: “Prieto”, “Indio”, “Mongol”.
Aunque también está el clásico que corresponde al Género, habitualmente utilizado a la hora de conducir: “¡Tenía que ser Mujer!”
Nuestro clasismo también abarca los oficios y ya que tocamos el tema de la conducción, es seguro que usted haya escuchado algún despectivo contra los taxistas por su forma de conducir o hasta de estacionarse en aras de que aborde un pasajero y si hablamos de ruleteros, pues también habrá que incluir a los conductores del servicio urbano.
Los oficios que son denostados por ese sentido de superioridad no sólo se quedan detrás del volante, igual abarcan a la albañilería. La fama léxica incluida con la interrogación “¿Más mezcla, maistro?” ubicó a los albañiles como una manada de acosadores callejeros. Hubo cierta ocasión en que los empleados de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Xalapa incurrieron en esa práctica, la del acoso, que se daba desde las camionetas en que era transportada la flotilla. Adolescentes, jóvenes y señoras fueron víctimas de estos “ataques” pero eso es otra historia.
La llamada Lady Hija de General igual nos recuerda que la palabra favorita para ofender en nuestro clasismo, es “Gato” o “Gatete”…
Aunque el mejor ejemplo de este clasismo que nos domina, sin duda alguna es aquél que exhibe la condición social de a quien se ofende: “Pobre”, “Jodido”, “Asalariado”.
Hay quienes consideran que el mexicano no es racista y que es más clasista… puede que sí, de cierto modo somos afectuosos con “el Negro”, con “el Tizoc”, con “el Güero”, con “El Chino” (más por los ojos rasgados que por el cabello)…
Nuestra burocracia no escapa del clasismo y un apellido engloba a los empleados de oficina, ya sea privada o pública: Los Godínez, aquéllos que odian los lunes; festejan el ombligo de la semana y adoran el viernes… hay hasta una película que confronta dos despectivos sociales: Virreyes contra Godínez.
Creo que el mejor ejemplo de nuestro clasismo es el momento histórico que vive México dividido en Fifís y Chairos. Hay quienes consideran que quien fomenta esta separación social es el mismo Presidente… puede ser…
Ahora, haga memoria, ¿cuántos “Lores” y “Ladies” han pasado por sus redes sociales? Si bien, el objetivo de exhibir a estas personas que a juicio de quien los graba, ofenden, humillan, denigran a un tercero, es seguro que algo no está funcionando porque estos “Nobles del Hashtag” siguen proliferando en el Twitter, en el Facebook, periódicamente, quizás víctimas de su propio ego, de un estado de excitación provocado por el estrés, la angustia, desesperación o hasta por el tamaño de su mediocridad…
Lady Hija de General ofreció una disculpa y explicó el grito de guerra que dio origen a su Hashtag: Que por ser familiar de quien es, tenía derecho a un espacio en el estacionamiento… como sea, cuando grita “¡Pinche gato de mierda!” igual se hace acreedora a que sea parte de nuestros ejemplos de clasismo, ese sentido de discriminación y prejuicio que se niega a morir en este país dividido…
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